es el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad. Esta se aprende, cambia y la podemos mejorar. Es a partir de los 5-6 años cuando empezamos a formarnos un concepto de cómo nos ven nuestros mayores (padres, maestros), compañeros, amigos, etcétera y las experiencias que vamos adquiriendo.
Todos tenemos en el interior sentimientos no resueltos, aunque no siempre seamos conscientes
de estos. Los sentimientos ocultos de dolor suelen convertirse en enojo, y con el tiempo volvemos
asumir muchas formas: odiarnos a nosotros mismos, ataques de ansiedad, repentinos cambios de humor, culpas, reacciones exageradas, hipersensibilidad, encontrar el lado negativo en situaciones positivas o sentirse impotentes y autodestructivos.
Una alta autoestima es indispensable para vivir una vida que valga la pena. Me facilita mi crecimiento, puedo tener acceso a mi energía interior y me permite ser feliz y libre.
“Yo sí puedo”
“Tengo la posibilidad de elegir cómo vivir mi vida”
“Estoy feliz de ser quien soy”
Escuché hace poco una frase que me gustó: “Me siento cómodo dentro de mi piel”.
“Yo sí puedo”
“Tengo la posibilidad de elegir cómo vivir mi vida”
“Estoy feliz de ser quien soy”
Escuché hace poco una frase que me gustó: “Me siento cómodo dentro de mi piel”.
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